Silencio


La llave se resiste a entrar en la cerradura. Al otro lado de la puerta, ese estribillo. Una vez dentro, el llavero sale volando. Y el bolso, y la falda, y mis brazos… Se ejecuta una coreografía muy ensayada. Él marca un compás trepidante. Mis piernas describen arriesgadas piruetas en el aire. Encajo los giros y zarandeos en silencio. Las paredes solo escuchan su zapateo. Mañana, cuando no me quiten ojo, susurraré que me he vuelto a caer por las escaleras. ¡Maldito escalón! gritará mi alma.

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